Leucemia mieloide crónica: Definición, síntomas y tratamiento
La leucemia mieloide es un tipo de cáncer que tiene su origen en la médula ósea que afecta a las células madres pluripotentes. Se caracteriza por ser muy silencioso y asintomático durante sus primera etapa de padecimiento lo que puede llevar a un crecimiento acelerado si no es diagnosticado a tiempo. Suele ser muy poco común en niños y adolescentes.
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¿Qué es la leucemia mieloide crónica?
La leucemia mieloide crónica (LMC) es un tipo de trastorno presente en la médula ósea, donde las células troncales pluripotentes se clonan sin control lo que produce una creación acelerada de leucocitos.
Debido a la gran acumulación de células los pacientes que presentan este trastorno pueden llegar a sufrir de anemia, trombosis y un aumento del bazo. Se le considera una enfermedad silenciosa porque en la etapa inicial es asintomática y muy poco agresiva, lo que implica mayor riesgo porque si no es tratada a tiempo la aceleración celular puede llevar a una crisis y provocar la muerte.
En cuanto al desarrollo celular de la enfermedad, la leucemia mieloide se produce cuando la célula madre pluripotente sufre una mutación que afecta su división celular, afectando la sobreproducción de granulocitos maduros o inmaduros; todo esto tiene lugar dentro de la médula ósea aunque se han encontrado casos de localizaciones extramedulares como en el bazo, o hígado.
Un aspecto positivo que debemos resaltar es que este es un tipo de cáncer poco frecuente dentro de los pacientes oncológicos infantiles, por lo general, suele afectar a pacientes en edad madura.
Fases de la LMC
La leucemia mieloide crónica presenta tres fases:
- Fase crónica. Se caracteriza por un aumento en leucocitos y esplenomegalia en un porcentaje bajo. Esta etapa puede durar entre 1 a 5 años. Durante esta fase se hace la mayoría de los diagnósticos y solo el 10% de la sangre y la médula ósea son blastocitos. Es una etapa muy sensible a los fármacos por tanto a los pacientes que son diagnosticados en esta etapa inicial tienen mayor probabilidad de superar la enfermedad.
- Fase acelerada. Esta fase se llama así cuando la sangre periférica muestra un porcentaje mayor al 20% de basófilos y de 10 a 19% de blastos. La sintomatología asociada a esta fase suele ser muy difícil e intensa para el paciente ya que hay presencia constante de trombocitosis.
- Fase blástica. También conocida como crisis blástica se trata de la fase terminal de la leucemia. Su duración suele ser de semanas y los signos se intensifican con el pasar de los días. En esta fase hay una gran inestabilidad genómica por lo que los pacientes suelen sufrir muchos cambios en su sintomatología algunos más fatales que otros.
Síntomas
En la mayoría de los casos de leucemia mieloide crónica los pacientes suelen ser diagnosticados en fase crónica, por lo que a menudo encontramos que muchos de ellos no presentan síntomas específicos que correspondan con la patología. Entre los signos más recurrente encontramos:
- Cansancio
- Debilidad
- Anorexia
- Pérdida de peso
- Sudoración excesiva
- Artritis
- Estupor
- Urticaria
Los síntomas pueden ir de la mano de palidez, hematomas, y linfadenopatías muy inusuales. A medida que la enfermedad va avanzando se van presentando nuevos síntomas algunos pocos comunes como el sangrado, priapismo, y ulceraciones.
Diagnóstico
Ante la sospecha de tener leucemia mieloide crónica se procede a realizar estudios sanguíneos y también de la médula ósea al paciente para conocer cómo se encuentra la composición celular y el estado de la misma.
El diagnóstico se realiza cuando se confirma la existencia de un cromosoma llamado “Filadelfia”, este cromosoma existe principalmente en la médula ósea por lo que para determinar su existencia el paciente debe someterse a una aspiración y biopsia de médula. Para ello, se toma una muestra de sangre o un pequeño trozo de hueso de la cadera o del esternón.
Existen otras pruebas complementarias que pueden apoyar el diagnóstico de la enfermedad como lo pueden ser pruebas físicas, análisis de tejidos, antecedentes de familiares que presenten la misma enfermedad y pruebas de laboratorio para medir la concentración de algunas sustancias genética. Todos estos elementos ayudan a conocer la fase del cáncer en la que se encuentra el paciente y su posterior evolución al tratamiento.
Tratamiento de la leucemia mieloide crónica
Los tratamientos para la leucemia mieloide crónica van a depender del estadio en el que se encuentre la enfermedad. Durante la fase crónica se trata con inhibidores de tirosina cinasa, los cuales son muy eficaces para una terapia inicial.
Hay que tener en cuenta la cantidad de efectos secundarios con respecto a este tratamiento lo que puede significar una reducción de la dosis. Entre los efectos secundarios más comunes podemos mencionar: erupciones cutáneas, retención de líquidos, diarrea, calambres, anemia.
En la fase blástica y la acelerada se recomienda el trasplante de células madres alogénicas. En general, esto implica la sustitución del órgano por uno donado voluntariamente por un individuo sano y compatible.
Pronóstico
La esperanza de vida para los pacientes diagnosticados con leucemia mieloide crónica es muy positiva si se diagnostica en la primera etapa de la enfermedad. Este es un logro de la medicina actual que ha hecho posible que muchos de los candidatos obtengan un pronóstico positivo con la combinación de tratamientos.
Los casos donde el pronóstico es difícil de superar, es para aquellos pacientes que se encuentran en etapas de rápida evolución, donde el daño del cáncer ha afectado a otros órganos.